-Mi nombre es Ramelis Quijada, vengo de Venezuela, Isla de Margarita. Tengo tres niños. Bueno… desde que llegué de Venezuela estoy aquí en Soacha. No me puedo quejar porque me ha recibido bien, desde que estoy aquí me he ganado la vida trabajando: vendiendo tinto y empanadas.
-¿Cuánto tiempo lleva fuera de Venezuela?
-Tengo ya casi cinco años, desde el 2017 que migré. La decisión que tomé fue por mis hijos, porque allá en mi país estaba la cosa muy dura, no tenía la posibilidad de cómo yo mantener a mis hijos, y decidí venirme para acá para Soacha.
-¿Por qué llegó directamente a Soacha?
-Porque aquí tenía un cuñado, que era el que me iba a recibir, y él ya tenía los tres años aquí en Soacha.
-¿Qué cree que le hace falta al municipio para que los migrantes tengan una mejor calidad de vida?
-Primero que todo que nos dejen trabajar, porque aquí para los migrantes no es fácil, porque somos vendedores ambulantes.
-¿Y nosotros cómo pagamos un impuesto si nosotros somos migrantes?
-Nosotros somos más bien con el pan de cada día, como todo pues.
-¿Usted tiene papeles?
-Sí, permiso de permanencia de acá de Colombia.
-Nos cuenta que ya sus hijos están con usted ¿tienen educación, tienen salud?
-Tienen educación. Salud no tienen, o sea, un Sisbén no tienen porque ellos no tenían el estatuto de aquí; ahora, gracias a Dios, ya lo van a obtener.
-¿Qué ha sido lo más difícil que ha tenido que afrontar como migrante?
-Lo más duro es cuando los niños se me han enfermado y no he podido acudir a un médico, porque yo te digo yo los he llevado a los hospitales y eso es fatal, eso la atención médica es fatal, no me los han atendido como tiene que ser, porque eres migrante, eres venezolano, tiene que tener una EPS.
-Cuando ha enfrentado situaciones como la que describe ¿ha pensado en irse de Soacha, incluso de Colombia?
-No, porque yo estoy muy agradecida de Soacha, me ha abierto las puertas. He estado trabajando juiciosamente con mis empanadas y mis tintos. Yo me siento soachuna.
Además de la histórica población desplazada que llega a Soacha, desde 2017 el municipio carga con la responsabilidad de ser también uno de los mayores receptores de migrantes venezolanos. El Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos de la OIM y ACNUR señala que “el municipio de Soacha, en Cundinamarca, representa el 1,52% de la concentración a nivel nacional, se ubica en la posición 14 de los lugares en Colombia con mayor presencia de venezolanos, superando otras ciudades de mayor extensión”.
Pese a que las estadísticas de Migración Colombia indican que a enero de 2021 se encontraban en Soacha 26.448 migrantes del vecino país, y de ellos solo con Permiso Especial de Permanencia 11.250, la UIP encontró que entre el año 2017 y marzo de 2022 solo se registraron en el Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (Sisbén) 5.501 migrantes. De ese periodo hay un aumento significativo de registros entre el año 2018, en el que se inscribieron 295 personas, frente al año 2019 en el que se registraron 1.041.
La situación es tan inminente que el 30 de marzo de 2022 se anunciaba en la página web de la alcaldía de Soacha la apertura de una oficina de Migración Colombia en el municipio. Según la publicación, se calculaba que en ese punto se atenderían a 50 mil extranjeros aproximadamente.
Frente a estos datos la respuesta de expertos en el tema es la misma: si no hay para asegurar una mejor vida a los colombianos que llegan a este municipio huyendo de la guerra, no hay para quienes vienen de otro país, escapando de la pobreza porque el municipio “no tiene capacidad territorial, hospitalaria y educativa para entregar lo necesario para el cumplimiento de los derechos fundamentales”.
Sin embargo, venezolanos entrevistados por el equipo de periodistas manifiestan que Soacha es un lugar dulce que les ha permitido rehacer la vida lejos del país que añoran. En Soacha no tienen lujos, tampoco trabajos con contratos que den seguridad, no gozan de casas grandes, pero ven en el municipio una tierra para continuar la vida.
Septiembre 2022, © Todos los derechos reservados